17 de Julio de 1992
Corrían las doce y pelos del mediodía, y yo traía unas Cocas y algunas joyas pa´ la comida, no se me olvide la de toronja dijo mi jefa doña Lupana. Al llegar de con Lupita caguamas, la ñora de la tienda, mamá preparando la comida me dice:
- ¿Sabes? Aquellos se van a rajar pa´ la tocada (refiriéndose a Cano, Papo y Comas) porque dicen que pa´ que chingados, si nomas van hacer el pinchi ridículo.
La tocada se llevaría acabo en la Macro, ahí en el corredor hundido, al ladito de la fuente. Al lado de bandas como Templos de Fuego, Flex Evil y Quetzalcóatl (mi antigua banda).
Tony: Tan locos mamá, tienen que ir (de fondo se oían los guitarrazos y tamborazos de los silenciosos que estaban quesque ensayando).
Mamá Lupana: Pos es que tú no cooperas cabrón, los dejas morir.
Tony: ¡Achis! Pos no es mi grupo.
Mamá Lupana: Primero los alborotas y después los dejas de lado. Sí sé que tienen que ir ya hicieron cartelones y están pegados por todo Monterrey, ¿cómo que no van a ir, chinga´o?
Tony: Pos dígale al cabrón de Cano, no se pone pilas el wey.
Mamá Lupana: Ya le dije y dice que no. Que pa´ que; que no saben tocar, que los van a madrear a pedradas, que son puros metaleros.
Tony: ¡Chingada madre! Eso hubieran dicho hace una sema, no el mero día, chingado. Ahí anda uno de pendejo dando la cara con esos weyes del partido. Y hasta uste´ asegurándoles que tocan muy bien, ni la pinche entrevistilla pal´ fanzine y todo el pinche tiempo perdido.
Mamá Lupana: Pos van a ir. Y tú también, tienes que ir.
Tony: ¡Ah chinga, ah chinga! ¡¿Por qué?! Que se la pelen; querían carrito, ahora se pasean. Bastante tengo con afinarles ¡mi pinche guitarra!, prestárselas, enseñarle al otro huevon los ritmos al bote, grabarlos pa´ que mandaran el demo, requintearles, decirles los pinches tonos. Ya cabrón, ¡es suficiente!
Mamá Lupana: Pos será la chingada pero vas a ir. Te digo que vas a ir, ¿que te digo? ¡Te mando, cabrón! Además que también vas a tocar pa´ que no se oiga bien pinche vacio. Y les vas a ayudar pa´ que se te quite andar de acomedido.
Tony: ¡Chinga´o mamá! Estos cabrones están bien weyes, se van a cabrear a la hora de los chingazos.
Mamá Lupana: Pos Cano me dijo que si no vas tú, ellos no van.
Tony: ¡Ahhhh, ahí esta el peine! Ese es todo el pedo mamá, este wey siempre quiere madrina.
Mamá Lupana: Pos dice que ni los van a pelar y la chingada. Ándale, yo les doy pa´ los taxis. Ya le dije a tu papá que vaya; come algo pa´ que te alistes.
Ahí descubrí que, horas antes, Cano y mamá -en plena confabulación- se pusieron de acuerdo para convencerme de ir a la tocada y mamá con su don de mando, lo logro.
Comí apresuradamente, pensando cada segundo en lo que tendría que hacer. Sabía que no era fácil, que se negarían a microfonear el bote y las guitarras; pensaba en los feedbacks, o vicios pues, que se escucharían; en todo pensaba, en las burlas, en la raza que me conocía de mi ex banda Quetzalcóatl, pero sabría que también iría raza, amigos de nosotros y algunos fans a apoyarnos (sí, fans que Cano y Papo lograron tocando en fiestas y de los demos antes grabados). Tenía la seguridad que, mal que bien, de perdido teníamos estilo; sabía como sonábamos y pensé en que lo disfrutaría; y esta seria la primera vez que se tocaría en un gran espacio y en zona abierta, o sea, al aire libre ante un publico que no era chaquetero. Yo ya lo había echo un chingo de veces con antiguas bandas, así que no habría pedo. Y total, me dije: ¡va pues!
Subí y ahí estaban ellos, serios, hablando. Papo con sus piernitas cruzadas y acariciándose el pelo, Cano parado con finta que parecía el chavo del ocho por sus zapatos de casquillo y sus piernitas flacas, flacas; y el Comas serio como siempre, todo de negro, “craneando” todo a su alrededor. El fue el primero en hablar:
- ¿Que pedo we (con voz gutural), se hace o no?
Papo suelta una sonrisita de esas: “Jejeje, este wey”; Cano solo sonríe.
Tony: Ya puños, ya me dijo mama. Ni pex, tengo que ir.
Cano: Como quieras. Si no, no hay pedo, ¿verda´ Papo, verda´ we? (Con su cara de necesidad y viendo al suelo e incluyendo siempre a alguien pa´ no irse solo al pozo).
Tony: Ya we, ya we, póngase truchas que ya mero nos vamos.
Papo: Voy a llevar a mi ruca, ¿no hay pedo?
Tony: Pos, a solo que se vayan en camión porque hay que llevarnos los instrumentos.
Comas ya estaba preparado, su clave y una baqueta de la banda de guerra eran sus instrumentos, solo había que cargarle el bote (como siempre quería staff).
Ya para eso de las tres y cachito de la tarde, estamos en chinga todos apurados.
Tony: ¡Eh, Cano! Dame mi manita (tali que se usa pa´ colgarse la guitarra).
Cano: ¡Ya la agarre yo we, chingado!
Tony: Ta´ bueno we, ¿y la otra guitarra? Ni creas que voy a tocar con la Jom wey, ni madres, yo toco con la mía.
Cano: Uhhhh. Ya sé, es mi parachocaster, jajaja.
Ahí improvise con un cinto tejido, un tali para mi guitarra negra, que aun conservo con mucho amor.
Tony: El pandero, la armónica no esta en su cajita. ¡Eh, pinche Papo! Aunque no sea tuya cuídala cabrón, ¿donde esta la cajita?
Papo: Ya, ya, ya, aquí esta; al rato compro la mía, joto.
Tony: Pos ya estamos, vámonos pa´ irnos. ¡Eh, Cano! Para que me digas cuales vamos a tocar, pa´ ir pensando qué chingados vamos a hacer.
Cano: No se wey, las que quieras. Ahí Papo que diga.
Tony: ¡Chingado cabrones, hagan una lista siquiera!
Papá: ¡Eh! No se hablen así. Son hermanos, no se les olvide.
Tony: Sí papá, pero el que lleva las chingas soy yo (y así me la lleve por varios años, jajaja).
Tomamos la ruta pa´ la Macro -un convoy-, algunos en taxi otros en camión.
Pa´ las cuatro y cacho, ya estaba tocando Templos de Fuego. Llegamos un poco tarde, las miradas de la gente puestas en nosotros que parecíamos una comuna hippie; el bote sobresalía por encima de todos. “El Gato” de Templos de Fuego, gritaba queriendo ser como Ozzy Osbourne, pero solo parecía que lo estaban quemando, jajaja (traía una banda en la frente, aun lo recuerdo).
Llegamos, nos pusimos por ahí, saludamos a los Quetzalcóatl. El Pepe Coronas como siempre, con sus burlas:
- ¡Eh, wey! Tocan al último porque con sus tamborazos van a hacer llover, jajaja.
“El Blues” me dice:
- ¡Como te rebajas we!, jajaja.
Chuy Mario solo dice:
- No les hagas caso compita, déjense llevar.
Tony: ¡A huevo! La van a probar cabrones, y si pegan será con mis rolas.
- ¡Auuuch! -gritaba Pepe Coronas- ahí va el agua we, jajaja.
Yo preocupado porque luego, luego se desbalagaron; Papo se perdió con su morrita a comprar no se que mamada, caminando acá como si hubiera ganado el American Idol y con su chaleco tejido, de esos que venden en las artesanías; el Comas y yo solos. Cano, sabrá Dios. Ahí todos los instrumentos arrinconados a los pies de papá y mis hermanas.
Le digo al Comas:
- ¡Eh, we! We, ve busca al Cano y al Papo porque de ahí seguimos
Comas: ¡Neee!
Tony: ¡Que vayas we, neta!
Comas: Ya se we. No te claves enojón.
Yo persignado porque sabia a lo que me enfrentaría.
En chinga fui con el inge de sonido:
- Qui´ubo, nosotros somos los de El Gran.
- ¿Ah sí? ¿Que traen?
Tony: Pos dos guitarras acústicas, una armónica, pandero y un bote.
Inge: Jajaja, ¿un qué? No mames.
Tony: Un bote, un tambor. Wey, es un bote que usamos de tambor.
Inge: No mames, ¿neta?
Tony: Sí, ¿por qué o qué?
Inge: ¡Pinches mamadas! Pos solo hay cuatro canales pa´ ustedes.
Tony: Por eso, si cantamos tres, inge.
Inge: Pos es lo que hay, si no… váyanse a su casa a cantarle a su jefa.
Tony: ¡Ah chinga!
Y que se hacen los chingazos. Le metí sendas patadas en el ano al wey. Llego Pepe Coronas al paro:
- ¿Qué pedito carnal, que pedo?
Tony: We, pos este puto que se esta burlando. Además a mí me dijeron los del frente cardenista que lo que quisiera, que no habría pedo; además este wey del rincón dijo que no me faltaría nada.
Inge: ¡Pos que no se mame, pa que me patea!
Tony: Pos pa que me manda a la riata el we. Además, me dice que me vaya a cantarle a mi jefa.
Inge: Te vas a ir… pero a la verga puto.
Y otra ves chingazillo, patadas que me da ahora él.
En eso va llegando el rincón del frente cardenista que sus ofis estaban ahí a algunas cuantas cuadras y era amigo de cuando estaba en la Organización para la Atención de la Juventud y era quien organizaba ese pedo, además de conocer a las morrillas, amigas de Papo y Cano que nos contactaron esas ondas. Y dice:
- ¿Qué pasa aquí?
Tony: Pos este wey, que se pasa de chorizo.
De fondo ya nos anunciaban:
“A continuación, una banda de rock rupestre. Al puro estilo de Rockdrigo, Meza y López: El Gran Silencio”.
Y nada que empiezo a acomodar todo ante la rechifla del respetable, el Papo solo veía.
Cano: ¿Yo que we?
Y pos le digo: Cálmate.
El Chuy Mario ayuda a acomodar y Alex también. Pido una silla pa´ sentarme, ya que el cinto no funcionó de tali. Comas también se sienta y le digo:
- ¡Pégale al bote we!
Y le pega como si le cobraran por cada chingazo. Yo todo cagado le digo:
- Pégale con huevos wey.
Y corro a la consolilla. El inge que se había ido, creo yo, por alguien pa´ que me pusiera mis putazos. El Pepe Coronas ecualizaba la consola y dice:
- No hay pedo, aquí yo los desmadro, juajuajua.
Tony: Ta´ bueno we, dénle.
Así se acomodo chingón, el Comas no sonaba bien pero sonaba muuuy fuerte, muy agudo recuerdo. Las guitarras estaban microfoneadas, algún feedback, nomas las voces con arto reverb; y la armónica, chingos de volumen; el pandero no había pedo. Pos nos armamos de valor; ya traían en una hojilla de libreta las rolitas, no recuerdo bien el orden pero tocamos la de Sin Sueños, Sin Alas, Condenados a la Muerte y algunas otras, nomas una media hora.
Al empezar los primeros tamborazos al puro estilo del drum and bass o electrofunk, pero con el bote empezaron a chingar haciéndoles como apaches: “Bu bu bu bu bu bu bu, va a llover” gritaban algunos, pero de repe… un silencio, sí un gran silencio se apodero del ambiente. Comenzaba la guitarra de acompañamiento, entraba un requinto -mamalón, consistente e improvisado pero firme-, un beat candente y todos serios como diciendo: “¡Ahhh! Estos weyes, ¿qué pedo? ¿De dónde salieron?”.
A mediación de rola Papo se aventó su poema queriendo imitar al Meza con un llanto falso y sobre actuado y… uhhh, se escucharon las carcajadas de nuevo, “Pinche loco, agárrenlo” gritaban del publico, pero regresaría la velocidad a tomar el lugar.
Un tiempo encabronado llevaba la cadencia, nuestras voces volaban -primera y segunda voz a velocidad de jet-, un rapeado melódico sobre unas guitarras que no dejaban de impulsarnos a volar y la armónica solo en corcheas y en chinga en el mismo tono. No importaban los errores, la velocidad se hacia cargo de todo, la melodía hipnotizaba y el requinto acariciaba para después rasguñar los oídos; un Comas muy bien pegado con el ritmo y la gente entregándose con sus aplausos.
Terminamos y el clásico: “Otra, otra, otra” (que por muchos largos años siempre escucharíamos), como trofeo a nuestro esfuerzo. Y sí, ese día decidimos dedicarnos a este negocio de la música, a este vaivén de sentimientos.
Regresaríamos a casa con las bolsas llenas de aplausos y de sonrisas. Mamá ya nos esperaba con un sabroso huevito revuelto con frijolitos refritos, sus respectivas tortillas de harina y las cocodrilas bien elásticas, para celebrar nuestro triunfo (y así lo hizo siempre a lo largo de muchos años).
Yo regresaría con ellos como si fuera integrante de la banda que aun no se si soy. Yo solo fui por que mi mamá me mando, nadie me invito.
Después Cano haría una canción que le puso Happy Fox, pero en realidad me la escribió a mí, para recordarme que el no me puso ahí.
Después pasaron los años. Todo acabo, se desintegro la banda. Nadie recuerda la fecha, pero solo sé que fue en el 94 (como por ahí de octubre), para después yo volverla a formar a mis conveniencias con la alineación ya invitada por mí: Ezequiel, Moco, Campa; esos yo los invite a la segunda vuelta, pero esa es otra historia que ya les contare.
Un tiempo encabronado llevaba la cadencia, nuestras voces volaban -primera y segunda voz a velocidad de jet-, un rapeado melódico sobre unas guitarras que no dejaban de impulsarnos a volar y la armónica solo en corcheas y en chinga en el mismo tono. No importaban los errores, la velocidad se hacia cargo de todo, la melodía hipnotizaba y el requinto acariciaba para después rasguñar los oídos; un Comas muy bien pegado con el ritmo y la gente entregándose con sus aplausos.
Terminamos y el clásico: “Otra, otra, otra” (que por muchos largos años siempre escucharíamos), como trofeo a nuestro esfuerzo. Y sí, ese día decidimos dedicarnos a este negocio de la música, a este vaivén de sentimientos.
Regresaríamos a casa con las bolsas llenas de aplausos y de sonrisas. Mamá ya nos esperaba con un sabroso huevito revuelto con frijolitos refritos, sus respectivas tortillas de harina y las cocodrilas bien elásticas, para celebrar nuestro triunfo (y así lo hizo siempre a lo largo de muchos años).
Yo regresaría con ellos como si fuera integrante de la banda que aun no se si soy. Yo solo fui por que mi mamá me mando, nadie me invito.
Después Cano haría una canción que le puso Happy Fox, pero en realidad me la escribió a mí, para recordarme que el no me puso ahí.
Después pasaron los años. Todo acabo, se desintegro la banda. Nadie recuerda la fecha, pero solo sé que fue en el 94 (como por ahí de octubre), para después yo volverla a formar a mis conveniencias con la alineación ya invitada por mí: Ezequiel, Moco, Campa; esos yo los invite a la segunda vuelta, pero esa es otra historia que ya les contare.
Es por eso que en la acuarela y foto que se postra encima, nomás venimos Cano y yo; por que en realidad, somos los sobrevivientes de esas épocas, los que en realidad cumplimos quince años de lucha. Ya campa y Ezequiel, vendrían a engrandecer y enriquecer el cotorreo años después.
Y así, un 17 de julio no se olvida, al menos a mí.
¡El Gran Silencio esta presente familia! ¡Pura yesca!*
Y así, un 17 de julio no se olvida, al menos a mí.
¡El Gran Silencio esta presente familia! ¡Pura yesca!*
*Narrado y escrito por Tony Hernandez en honor a los quince años de la banda. Informacion tomada del blog de Tony: http://www.washatesto.blogspot.com/.
Nota: La acuarela y la foto a la que hace referencia Tony en la parte final del relato no la coloque.
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