En entrevista telefónica con el baterista Ezequiel Alvarado, dijo que El Gran Silencio tomó su nombre del de una canción del rockero rupestre Rockdrigo González; un artista regiomontano que sucumbió en los derrumbes del terremoto de 1985 en la Ciudad de México.
Alvarado indicó además que el sonido actual de El Gran Silencio no es casual, que deviene de sus orígenes acústicos hace ya casi una década: “El grupo fue formado por los hermanos Tony y Cano Hernández, guitarristas y cantantes; inició en 1992 su labor totalmente acústica con guitarras, armónica y percusiones. Agregaban tambores diversos, logrando un sonido muy peculiar”.
“Tony y Cano”, prosiguió, “empezaron a hacer canciones en una etapa ‘más rupestrona’ que ha tenido cambios sucesivamente. Ya con el tiempo, la música del grupo tomó más fuerza cuando, a los tres años de formado, Julián Villarreal comenzó a participar con el bajo eléctrico”.
Alvarado comentó que, posteriormente, Isaac “Campa” Valdez fue invitado a participar musicalmente con el acordeón”.
La agrupación de cinco elementos comenzó entonces a participar en diversos eventos del área metropolitana de Monterrey. Sin embargo, hubo un periodo de crisis que obligó a los hermanos Hernández a interrumpir la labor de la banda, recordó Alvarado. Fue en ese tiempo en que él fue invitado a participar en la batería, en un concierto de despedida que resultó de reorganización y resurgimiento.
“De allí surgieron las presentaciones en radio y televisión; nos invitaron a participar en un acoplado de varios grupos con el tema Decadencia y otro más, y nos decidimos a grabarlas. Como era un disco independiente, sabíamos de las broncas que implicaba su distribución y las obligaciones del contrato, pero nos animamos a llevarlo a cabo; aunque después tardamos un año en zafarnos del compromiso con esa disquera, que tardó en editar el acoplado”, expresó Alvarado.
“Nuestro estilo combina elementos de música regional mexicana con las influencias de la música extranjera que hemos adaptado: rock, reggae, tango, rap, vallenato y polka-punk”, dijo. Esta fusión, que también incluye cumbias y segmentos incidentales ‘sampleados’, quedó plasmada en el disco Libres y Locos, grabado en Nueva York a mediados de 1998 bajo el sello Ark21, y que apareció en el mercado estadounidense desde el 9 de marzo. Hasta la fecha, la disquera reporta que se han vendido más de 100 mil unidades en menos de tres meses.
“Tenemos ahora un contrato de grabar 5 discos en cuatro años, y es más favorable para nosotros”, comentó el baterista. El Gran Silencio cuenta con el videoclip de su disco sencillo Dormir Soñando, el cual se incluyó en la rotación estelar de videos de la programación de MTV Latino.
Alvarado explicó que “nuestras canciones hablan de temas urbanos, lo que es vivir en la ciudad con toda su problemática y sus vivencias. No hemos incluido temas políticos ni nos interesa; sólo lo que hemos vivido y creemos que se puede narrar, como el amor en Tonta Canción de Amor # 2; de la niñez, en la canción Mitote, que habla de los juegos infantiles. Hay en el disco un homenaje al cantante de norteño Lalo González, el Piporro’s Taconazo y a ratos, un estilo de música grupera”.
En cuanto a presentaciones, El Gran Silencio fue abridor de los conciertos de la banda mexicana Jaguares en el teatro Galaxy de Santa Ana, así como el que se llevó a cabo en Las Vegas, en marzo pasado. A esto se agrega su participación, indistintamente, tanto en festivales gruperos como de música pop y de rock.
“Siento que hemos sido conocidos poco a poco por el público latino en Estados Unidos gracias a que suenan algunos de nuestros temas por la radio, así como también por la difusión que hemos tenido a través de las revistas.
“Nuestro estilo es muy abierto, no es una música nueva; queremos sacar provecho de los ritmos que nos gustan, así como homenajear a los grupos y cantantes que nos han formado musicalmente”, finalizó.
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